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A medida que envejecemos, los más pequeños vasos sanguíneos en nuestros cuerpos se marchitan y mueren, reduciendo el flujo sanguíneo a órganos y tejidos. El envejecimiento vascular causa muchas enfermedades -- cardiovasculares, neurológicas, pérdida muscular, fragilidad, e incluso envejecimiento. Aquí en la Escuela de Medicina de Harvard, hemos revertido el proceso en ratones, preparando el escenario para nuevas terapias radicales que ayuden a las personas. El nuevo estudio ha desentrañado la cascada de interacciones entre los vasos sanguíneos y los músculos. Las células endoteliales, que recubren las paredes de los vasos sanguíneos, son esenciales para la salud y el crecimiento de los vasos. Y a medida que las células endoteliales envejecen, los vasos sanguíneos comienzan a atrofiarse y morir. El flujo sanguíneo a muchas partes del cuerpo disminuye, los órganos y tejidos comienzan a funcionar menos bien. La desaparición de los vasos sanguíneos afecta especialmente a los músculos, porque los músculos dependen de un suministro sanguíneo robusto para su función. Este proceso puede ralentizarse con ejercicio regular, pero solo hasta cierto punto. Con el tiempo, incluso el ejercicio no logra evitar la desaparición de los vasos sanguíneos y la pérdida muscular.