Cuando editas archivos en diferentes formatos día a día, la universalidad de tus herramientas de documentos importa mucho. Si tus instrumentos solo funcionan con algunos de los formatos populares, podrías encontrarte cambiando entre ventanas de aplicaciones para corregir citas en CCF y gestionar otros formatos de archivo. Si deseas eliminar la molestia de la edición de documentos, opta por una solución que maneje cualquier formato sin esfuerzo.
Con DocHub, no necesitas concentrarte en nada más que en la edición real de documentos. No necesitarás malabarear aplicaciones para trabajar con formatos diversos. Puede ayudarte a revisar tu CCF tan fácilmente como cualquier otro formato. Crea documentos CCF, edítalos y compártelos en una solución de edición en línea que te ahorra tiempo y aumenta tu productividad. Todo lo que tienes que hacer es registrarte para obtener una cuenta gratuita en DocHub, lo cual solo toma unos minutos.
No necesitarás convertirte en un multitarea de edición con DocHub. Su funcionalidad es suficiente para una edición rápida de documentos, independientemente del formato que desees revisar. Comienza creando una cuenta gratuita y ve lo fácil que puede ser la gestión de documentos con una herramienta diseñada específicamente para tus necesidades.
[Aplausos] nuestro tema hoy es que la verdadera bendición no se trata de nosotros, déjame repetir, la verdadera bendición no se trata de nosotros. ¿Qué es la verdadera bendición? El salmo 67 tiene siete versículos y esos siete versículos se centran en la verdadera bendición. Comienza con bendición, termina con bendición. Me gustaría resaltar tres realidades importantes cuando se trata de la bendición de Dios. Número uno, a Dios le deleita bendecirnos, Dios quiere bendecirnos. Número dos, Dios nos está bendiciendo porque Dios nos bendice para bendecir a otros. Y por último, la bendición de Dios conducirá a la adoración. En última instancia, se trata de Dios. Dios es nuestra verdadera bendición. En el salmo 67, versículo 1, me gustaría que notaras que es tan emocionante que nuestro Dios es quien quiere bendecirnos. Dios, sé bondadoso con nosotros y bendícenos, así que toda bendición comienza con la gracia de Dios. ¿Y qué es la gracia de Dios? No merecida, es de Dios, no porque estemos calificados. Así que la bendición de Dios es de Él. Qué consuelo saber que es la gracia de Dios, no mi calificación, lo que me permitirá tener esta bendición. Y está perfectamente bien orar por ello.